Fisioterapia en Daño Cerebral Adquirido
Dentro del abanico de especialidades que ofrece la disciplina de la fisioterapia en el ámbito neurológico, la fisioterapia del daño cerebral adquirido es una especialidad dirigida al tratamiento y prevención de futuras complicaciones derivadas de lesiones del sistema nervioso central.
El objetivo del tratamiento fisioterápico en este campo es restaurar la función afectada en la medida de lo posible y conseguir y mantener la máxima amplitud articular para que el paciente sea lo más funcional posible.
Ámbito de actuación
⇒ Hombro doloroso hemipléjico.
⇒ Úlceras por presión.
⇒ Hinchazón en las zonas distales.
⇒ Acortamiento muscular. Contracturas.
⇒ Dolor selectivo.
⇒ Espasticidad.
⇒ Desalineaciones óseas.
⇒ Rigidez articular.
⇒ Reeducación de la marcha.
• Cómo puede ayudar la fisioterapia •
Cuando se produce una lesión de estas características, en el proceso de recuperación posterior el paciente evoluciona a partir de una serie de fases progresivas en las que nuestra actuación irá encaminada a sacar el máximo rendimiento posible al tratamiento en función de la condición y capacidad de recuperación del paciente.
|| Fase Aguda inmediatamente posterior a la lesión
Es importante iniciar el tratamiento lo antes posible para influir en las consecuencias y los problemas físicos que el paciente empieza a experimentar en las semanas siguientes debido a su falta de movilidad. En esta fase, la terapia se centra en la movilización pasiva para prevenir el desarrollo de úlceras por presión, rigidez articular, acortamiento muscular, desalineación ósea y otros problemas asociados a esta falta de movilidad.
En la medida de lo posible, debe proporcionarse una estimulación física y cognitiva progresiva, que incluya cambios posturales en la cama, adaptación a la silla de ruedas, giro y bipedestación, cuando proceda.
En esta fase, la plasticidad cerebral o neuroplasticidad (la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse en función de la experiencia) nos permite enseñar al paciente a realizar estas tareas basándonos en el aprendizaje a través de la repetición.
|| Fase Sub-Aguda una vez alcanzada la estabilidad médica
Es en esta fase cuando el estado del paciente puede cambiar más, por lo que es importante ofrecer una terapia individual continua y un plan de tratamiento global adaptado a las necesidades del paciente.
El nivel de intensidad del plan de rehabilitación dependerá del estado del paciente, del tipo de secuelas presentes y del margen de tolerancia del paciente. Así, mientras que un programa de tratamiento intensivo puede ser beneficioso en casos de discapacidad moderada, los pacientes con secuelas más graves pueden necesitar sesiones menos intensivas con periodos de descanso más largos. El ritmo de trabajo siempre vendrá determinado por las necesidades específicas y el estado de salud del paciente.
|| Fase Post-Aguda y Cronificación
En esta tercera fase, la capacidad de desarrollo del paciente disminuye y el progreso se hace más difícil. Cuando entramos en el periodo de cronificación, ya no es necesaria una terapia intensiva, pero sí continuar con sesiones periódicas de rehabilitación para mantener los avances conseguidos en las fases de trabajo anteriores y tratar la aparición de problemas relacionados con el estado del paciente, como contracturas, desalineaciones óseas o dolores articulares.
- Es importante tener en cuenta que la capacidad de recuperación del paciente en todas las fases vendrá determinada por diversos factores, como la edad, el tipo de secuelas físicas y cognitivas o las enfermedades asociadas a la lesión cerebral.
• Tratamiento de complicaciones frecuentes •
|| Hombro doloroso:
Es frecuente que, tras una lesión de este tipo, el paciente presente una subluxación del hombro con dolor y limitación de la movilidad.
La fisioterapia ofrece un tratamiento no agresivo para tratar y prevenir esta dolencia, siendo posible recurrir a medidas ortopédicas (cabestrillos) para evitar la caída del hombro del paciente.
|| Úlceras por presión:
Debido a la alteración de las habilidades físicas tras un TCE, la reducción en la movilidad de los pacientes puede provocar la aparición de lesiones en la piel a causa de permanecer mucho tiempo en la misma posición.
En estos casos, es necesario realizar movilizaciones pasivas y cambios posturales frecuentes como medida preventiva, siendo posible recurrir a medidas ortopédicas que alivien la presión en esas zonas como los colchones anti escaras.
|| Hinchazón de las zonas distales:
La falta de movilidad dificulta el retorno venoso, sobre todo en pacientes que pasan mucho tiempo en silla de ruedas.
En estos casos es beneficioso realizar movilizaciones de los miembros inferiores, así como masajes de drenaje muy suaves para favorecer la circulación.
|| Contracturas articulares:
La falta de movilidad conduce a la rotura de músculos y ligamentos, lo que provoca rigidez en las articulaciones. El resultado es una pérdida de flexibilidad y una restricción del movimiento, lo que provoca la retracción o el acortamiento de los músculos.
Es necesaria la movilización de todas las articulaciones del cuerpo, así como masajes suaves para aliviar la tensión causada por las contracturas existentes. También es importante mantener una buena higiene postural.
En el caso de la espasticidad (trastorno del movimiento en el que los músculos están permanentemente contraídos, dificultando y/o imposibilitando total o parcialmente el movimiento, provocando rigidez y tensión excesiva), es posible, si el especialista lo considera oportuno, recurrir a un tratamiento médico no quirúrgico, como la toxina botulínica, que relaja el músculo para facilitar el tratamiento fisioterápico. En el caso de los tratamientos médico-quirúrgicos, la rehabilitación será indispensable durante todo el proceso de curación.
En todos los casos, la fisioterapia es esencial para prevenir y/o atenuar la aparición de otros problemas graves, como contracturas fijas o deformidades óseas.
|| Problemas respiratorios por acumulación de mucosidad:
Los pacientes que presentan problemas a nivel motor tienen una mayor propensión a acumular secreciones a causa de factores anatómicos y debido a la falta de fuerza o desarrollo muscular que limita el correcto funcionamiento del organismo a nivel pulmonar. Las sesiones de Fisioterapia Respiratoria son un complemento esencial del tratamiento a nivel músculo-esquelético para movilizar y extraer secreciones y evitar agravamientos en ese sentido.
• Objetivos del tratamiento •
» Aumentar y/o evitar una pérdida de fuerza.
» Mantener y/o aumentar la movilidad y la función articular.
» Trabajar la musculatura: flexibilidad, fortalecimiento, estabilización.
» Prevenir desalineaciones y deformidades.
» Potenciar y/o recuperar control y tono postural.
» Evitar agravamientos a nivel respiratorio.
» Reentrenar en la ejecución de actividades funcionales para proporcionar la máxima autonomía posible.
• Intervención Terapéutica Integral •
En pacientes que sufren una lesión de estas características, es imprescindible realizar una intervención terapéutica integral tanto a nivel físico, cognitivo y sensorial como socio-afectivo, que permita optimizar los resultados del tratamiento, de manera que el paciente logre recuperar la máxima funcionalidad posible en todos los ámbitos de su vida.
Resulta fundamental, así mismo, desarrollar un plan de formación, apoyo y asesoramiento para familias y cuidadores, encaminado a asistir al entorno familiar más inmediato del paciente durante todo el proceso de recuperación y adaptación a sus nuevas circunstancias.